martes, 25 de abril de 2017

La España vacía de Sergio del Molino

«Lugares donde el bar abre como servicio comunitario unas pocas horas a la semana, donde no hay cobertura de móvil y donde el alcalde vive en una ciudad a cien kilómetros y sólo ejerce como tal un rato los viernes por la tarde. Pueblos que en invierno sólo están habitados por dos o tres ancianos que pasan los días pegados al brasero y llaman a la Guardia Civil en cuanto asoma un extraño. Pueblos a punto de desaparecer...» ('La España vacía'. Sergio del Molino)

Literatura. La presencia hoy en Pontevedra de Sergio del Molino nos sitúa ante uno de los libros de la temporada en el territorio peninsular. Y digo territorio porque esa es la clave de un texto que realiza una radiografía del despoblamiento de una parte de España, lo que ha condicionado muchas, demasiadas, situaciones de nuestra vida.



Al otro lado del teléfono Sergio del Molino contesta a bordo de un coche que se mueve prolongando una interminable promoción literaria por la periferia de Madrid. Espacio abonado de nuevas promociones de viviendas que han acogido a miles de emigrantes del rural a la ciudad, en un proceso que ha modificado no sólo la imagen física de un país partido en dos, el de los pueblos abandonados y semiderruidos; y el de las urbes, siempre deseosas de acoger población a la que amamantar.
Sergio del Molino ha hecho un alto en su novelística para adentrarse en el ensayo con ‘La España vacía’ (Editorial Turner). Una pirueta que quizás no haya sido tan imprevisible, ya que este texto surge de la propia historia de su abuelo como arranque de un relato convertido en un fenómeno editorial que nos coloca ante un espejo. «Si hay un detonante que motiva la creación del libro está en mi novela anterior, ‘Lo que a nadie le importa’, en esa paradoja del personaje de José Molina, mi abuelo, y de cómo se enraíza en un lugar que está desapareciendo y con el que no ha tenido ninguna relación a parte de su nacimiento. Cuando se jubila decide hacerse campesino de ese lugar. Se compra una casa y se origina una nueva identidad. Esa construcción desde la ficción podía convertirse en un ensayo ante la posibilidad de que a miles de españoles les habría pasado lo mismo», afirma Sergio del Molino, que buscaba, a lo largo de una hibridación del ensayo, ofrecer una perspectiva del flaneur o del diletante sobre un país siempre tan lleno de brillantes expertos en casi todo.
La España vacía’ se ha convertido en un boom literario, una especie de milagro escasamente visto antes en nuestras letras ensayísticas. Las últimas cifras sitúan en 10 las ediciones publicadas y en 60.000 los lectores de un libro señalado como Libro del año por numerosos medios periodísticos, pero sobre todo, y este es su gran alcance, por tratarse de un libro que ha propiciado una reflexión general en torno a su contenido, llegando a convocar, para el análisis, en un mismo fin de semana al suplemento cultural Babelia y al programa televisivo de Jordi Évole, ‘Salvados’, en ese abandono de numerosos territorios, a lo que Sergio del Molino nos dice: «Creo que el propio libro lleva una semilla de su maldición, en el sentido de que exploro otras obras anteriores de Julio Llamazares o de José Luis Cuerda, en donde explico la relación íntima del público con ellas a partir de cómo ellos han cartografiado un territorio fuera del discurso cultural dominante del momento. Son obras a la contra, en las que el autor siente una necesidad muy íntima, probablemente compartida por otra mucha gente, y ahí se explica su éxito. Mucha gente ha encontrado en él un refugio, al hablar de una realidad que forma parte de su propia vida y ha sido eludida del sistema cultural. Es curioso que durante los encuentros con los lectores los turnos de pregunta se conviertan en una terapia de grupo. Cada uno cuenta su relación con su pueblo y parece que sacas algo que estaba mucho tiempo escondido pero que el libro ha sabido articular y funciona en función de eso». Un debate que permitirá entendernos a nosotros mismos y a un país que el propio Sergio del Molino no ve como un país tan raro o extraño como nos lo pueda parecer, su rareza es que «no habla tanto de sí mismo como lo hacen otros», afirma el autor tras regresar de Francia, un país en plena campaña electoral y en el que constantemente se plantea su posición en relación con el mundo.
 A la espera de la publicación en septiembre de una nueva novela, hoy, a las 20.00 horas en la Librería Cronopios Sergio del Molino compartirá este largo proceso que supone pensar y escribir sobre una realidad con quienes acudan a escuchar a quien tantas horas ha dedicado a radiografiar ese proceso de décadas vivido en este país y que afecta a más cuestiones que al simple abandono de territorios. Desde nuestro sistema económico al electoral, muchas situaciones diarias derivan de esta situación. Y ¿cómo sería España de no haberse producido ese desequilibrio? Lo que a priori podría ser una pregunta que desafiase a la imaginación de Sergio del Molino, éste la resuelve de la siguiente manera: «No hay mucho que imaginar. Sería Francia, que es lo que la clase ilustrada y progresista en este país ha tenido como modelo. Se puede leer la historia de España como un intento fallido por convertirse en Francia. Si tuviéramos una población mucho más uniforme, con un campo vivo y con un peso político real y una sociedad bien estructurada en ese sentido, pues sería...Francia».



Publicado en Diario de Pontevedra 24/04/2017

Más sobre 'La España vacía':
http://ramonrozas.blogspot.com.es/2016/07/vacios-en-la-piel.html

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