martes, 19 de febreiro de 2013

“Se ha hecho de rogar…Don Francisco”



HABRÁ quién quiera recordar la última gala de los Goya por la monumental confusión a la hora de entregar el premio a la mejor canción original, pero a mí me gustará recordarla por la imponente presencia de José Sacristán con la gente del cine puesta en pie, firme y en atronadora ovación. José Sacristán y sus canas representan el cine español del que pocos como él son historia. Cómico de la legua surgido de aquel cine de los sesenta, madurado en la Transición, y ahora, en una inconmensurable capacidad artística, cada uno de sus trabajos nos demuestran sus indiscutibles cualidades, asombrosamente olvidadas a lo largo de todas las ceremonias. Su voz herrumbrosa resonó en la gala al declamar la tardanza de este premio y, como un ser superior, bendecir a la platea y a los nuevos creadores que ante él se apostaron. Los J.A. Bayona, Pablo Berger o Rodríguez Libero, directores que optaron al premio al mejor director, junto al injustamente olvidado durante toda la ceremonia Fernando Trueba, tuvieron ante sí la viva imagen de lo que supone esta profesión, al igual que los muchos actores que, nominados o no, se encontraban entre los presentes.
Entre ellos estaba el ministro del Cultura, aunque la realización de Televisión Española lo ofreciese pocas veces. No es que dé muy bien en pantalla el señor Wert, pero sí que sería interesante haber visto sus reacciones ante los dardos que  los ‘cómicos’ fueron lanzando y que, a falta de otra diana, impactaban en la testuz ministerial. Se había puesto la venda antes que la herida por los correligionarios del poder ante el peligro de las lenguas afiladas de estos actores que, mejor que actuar, suelen poner a pan pedir precisamente a quienes subvencionan con el caño abierto sus trabajos. Visto lo visto resulta que todo quedó en unos cuantos picotazos, envueltos en unos brillantes diálogos, y los comentarios de varios premiados con todo el derecho del mundo de mostrar el malestar, no solo de ellos, sino del común de los mortales, ante la situación del país en el que viven y trabajan, o eso intentan.
En cuanto a los premios se esperaba el triunfo de una ‘Blancanieves’ goyesca y el espaldarazo a la animación de Tadeo Jones, que por algo ha dejado sus buenos euros en la taquilla, logrando, junto a ‘Lo imposible’, el récord de recaudación del cine español. ‘Lo imposible’ también tenía que llevarse algún premio gordo y por sorpresa fue el de mejor director, no por el irreprochable trabajo de J. A. Bayona, y sí por la sucesión de galardones a ‘Blancanieves’ y ese inesperado requiebro final. Lo demás ya forma parte del guión de los Goya: largos agradecimientos, caras de hastío en el patio de butacas y la sensación de que se pueden hacer mucho mejor las cosas por el bien del espectáculo.

Publicado en Diario de Pontevedra 19/02/2013  

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