xoves, 31 de marzo de 2011

Y por supuesto…Liga

Alguien dudaba de que este fin de semana la Liga de fútbol cerrase sus puertas? Evidentemente nadie. En este país el paro puede batir su propio registro mes tras mes, podemos enviar aviones a combatir a otros países, podemos asistir a la destrucción de parte de un país por medio de un terremoto y todo ello impasibles, sin una mueca en el rostro, y es que un fin de semana sin Liga, eso ya sería demasiado. El cortocircuito final para una sociedad a la que el fútbol sirve de terapia semanal. Hoy son muchos los españoles que soplarán tras quitarse un peso de encima, y asegurarse así esas horitas que muchos tienen de libertad condicional de sus matrimonios para bajarse al bar a ver a su equipo favorito, o sin que sea favorito. Podrán también revolcarse durante los días previos y los posteriores en el lodazal de la prensa deportiva, entre agresivos titulares que mantiene en estado de agitación permanente al ciudadano de a pie con las orejas levantadas ante el mínimo agravio al club de sus amores.
Y todo ello por la pasta, porque los privilegiados equipos de fútbol quieren seguir sumando millones y millones para gastar impunemente, sin ningún control. Quieren vender el único partido que se puede ver en abierto, el partido de los pobres, podríamos llamarle, pero el colmo es que todos los clubes que quieren que se suprima ese partido -excepto lo que se conoce como el grupo de los seis, Villarreal, Athletic, Espanyol, Sevilla, Real Sociedad y Zaragoza- nos han dado una especie de ultimátum a todos, al comprometerse a pagar la deuda que mantienen con Hacienda (¡ojo!, 627 millones de euros) en el caso de que se pueda vender ese partido. Si ya había motivos para mandar a muchos a la cárcel, después de esto ya me dirán. Dedíquense ustedes a pagar lo que nos deben, como el resto de los mortales, y luego monten el pollo que quieran (qué se lo digan al Teucro, con cuentas embargadas hace unos meses por unos cuantos miles de euros, frente a estos millonarios a lo que nadie les dice ni mu). Nunca entenderé el porque de esa permisibilidad con el entramado del fútbol, el más rico y poderoso, y al que más se permite endeudarse. Esa barbaridad de millones a buen seguro permitirían a España salir de la crisis, ¿demagogia?, no; auténticos delincuentes a los que nadie se atreve a meter mano no vaya a ser que se monte otra huelga de fin de semana y entonces eso sí que dejaría pequeño cualquier problema de esta sociedad (¡ah! pues sí que lo entiendo). Una huelga en el fútbol sería una tragedia nacional y eso sí que no lo aguantaría ningún Gobierno. Entonces la gente saldría a la calle, las ciudades se llenarían de barricadas y se vería a una sociedad activa y reivindicativa y no esta agónica población maleada por nuestros gobernantes, cada vez más interesados en sus destinos políticos que por el bien general, algo que se incrementa exponencialmente cuanto mayor sea el rango del dirigente. Gracias a la juez Purificación Pujol, sabremos si el Real Madrid aplasta al Sporting de Gijón en el Bernabéu o si el Barcelona se deja algún punto ante el Villarreal, pero también si el Celta de Vigo sigue haciéndose el harakiri, en definitiva, seguiremos respirando fútbol, el oxígeno de tantos y tantos. Con el fuego apagado provisionalmente, porque no duden que volverán a la carga, esta sociedad seguirá estando entretenida con su anestesia favorita, un narcótico contra los problemas que nos volverá a convocar durante un fin de semana, en el que pudo no haber fútbol pero en el que a cambio no habrá ninguna revolución.


Publicado en Diario de Pontevedra 31/03/2011

luns, 28 de marzo de 2011

Ballena




He visto cosas que vosotros jamás creeríais. Naves de guerra ardiendo más allá de Orión». Durante esta semana Telmo Martín nos ha vuelto a abrumar con su Pontevedra del futuro, aquella que los humanos jamás hubiéramos podido imaginar. Ámbitos tecnológicos, trasportes, espacios virtuales en una Pontevedra que precisamente es todo lo contrario a lo que Telmo Martín propone. Es una lástima que el candidato durante estos últimos años no se haya empapado de lo que respira una ciudad que lo último que quiere es que se entierren sus plazas y calles, cuando si algo conocemos todos es su deseo de vivir en la superficie y de respirar el oxígeno que confiere la condición de sentirse ciudadanos orgullos de su privilegiado e histórico hábitat. Y como metafórica guinda esa ballena que, engulléndose a los niños, nos traslada al cuento de Pinocho y su amarga condena, preguntándose por la verdad de estas propuestas de millones y millones de euros abocadas a no pasar de una pantalla de proyección, a quedarse en unas frases, lamentablemente muy alejadas de la melancólica evocación del replicante de ‘Blade Runner’ con la que se inició esta columna. El futuro de esta ciudad pasa por otro tipo de actividades que de verdad entiendan la identidad de una ciudad que nunca le ha dado la espalda al progreso, la evolución y los nuevos tiempos, pero cuando todo eso nace con sentidiño.

Publicado en Diario de Pontevedra 26/03/2011

sábado, 26 de marzo de 2011

Os fíos da memoria




Tan febles como fortes. Tan balsámicos como ferintes. Os fíos da memoria cando se moven poden deixar tras eles abertas imprevisibles ventás cara o noso interior. Xaime Toxo empeñouse en mover eses fíos, en xogar con eles nunha revisión persoal dunha xeración chea duns optimismos que se foron esnaquizando no camiño, chea tamén de boas vontades que foron pisoteadas por uns tempos que non entendían de compromisos nin de brindis ó sol. Os anos impoñíanse ás persoas, os ditados xurdidos das elites políticas miraban máis aló da liberdade ou a dignidade individual. Nesas décadas, e a carón do mar, eríxese un de tantos refuxios da memoria, un edén de sensacións, non sempre boas, non sempre agradables, pero imprescindibles todas elas para configurar a unha persoa e ó que é necesario ollar de cando en cando nunha sorte de expiación íntima.
O autor destas ‘palabras que move o mar’ tiña unha conta pendente con eses anos, anos nos que agromou a súa personalidade, nos que cun pé na area da praia e outro na rúa, contemplou o pasar de toda unha serie de transformacións que pouco entendían de sentimentos, de feridas na alma, de relacións entre persoas, de familias... aquilo que é o sustrato do cercano, daquel contorno de onde un é e tamén de onde quere ser, e no que só o vaivén do mar, a escuma que borra as letras escritas na area co seu arrolo rexenerador pode estar por riba de nós mesmos.
A través destas catro historias que aquí se narran todos eses fíos se moven co ritmo dunha inquedanza, dun poso amargo que soubo a doce nun instante pero ó que o tempo, cruel ingrediente da vida, foi quen de ir amargando entre enrruga e enrruga. Catro narracións nas que sempre se chega a un punto de ignición, a unha chave de paso que abre a luz da memoria nun punto clave do relato.
Todos somos memoria, do bo e do malo, deixala saír de cando en cando xa é cousa nosa. Xaime Toxo atreveuse a abrir esa xaula chea de pantasmas e deixar así que medos, recordos, temores, dores, amizades, amores, desilusións, feridas e cada unha desas pequenas cousas que se converten en vida, aparecesen polas ringleiras dun libro escrito a corazón aberto, que non defraudará a ninguén, porque cando a escrita xorde do eu máis íntimo acaba beliscando ó propio lector que se converte nun protagonista imprevisto das historias dun tempo xa pasado ó que o presente lle concede o seu significado.


Publicado en Diario de Pontevedra 25/03/2011
Fotografía da presentación no café Moderno do libro de Xaime Toxo, 'As palabras que move o mar'. (Rafa Estévez)

venres, 25 de marzo de 2011

Cicatrices




Quien bien te quiere te hará llorar. Máxima inapelable del amor traspasada esta semana al mundo del fútbol. Amor y fútbol tan parejos en deseos y frustraciones, en pasiones y desencuentros, en odios y rencores. Cicatrices que se depositan en el corazón sin posibilidad de sutura. Fernando Castro Santos se despidió hace dos días del banquillo granate de la misma forma que lo hizo en el día de su presentación, con el corazón en la mano, los huesos del Hai que roelo en la memoria y las canillas amoratadas de sus años de jugador. Expuso todo por sentarse en ese potro de tortura: tiempo, dinero, y lo que es más importante, amigos y pasiones por intentar salvar al equipo de su ciudad. Entidad en la que para él empieza y acaba el fútbol, eterno retorno al que se acaba volviendo por muy lejos que se esté.
Fernando Castro Santos llevaba tiempo sin entrenar, él mismo se preguntaría si su tiempo ya había pasado. Con el Pontevedra al borde del abismo se juntaban la necesidad de volver al escaparate público, de sentirse entrenador, de calzarse las botas, y entre orden y orden, pegar un buen balonazo al espacio vacío; con devolver a la institución aquello en lo que uno se ha convertido. Otro dicho conocido: ‘De bien nacidos es ser agradecidos’, el de Lourido nunca sabrá si su vida sería mejor o peor, pero sí que sería muy distinta de no haber pasado por la universidad de Pasarón, por ese vínculo indeleble entre historia, ciudad y afición que se pega a los huesos y del que es imposible desprenderse. Otros muchos ya han sufrido ese mal, Martín Esperanza, Milucho, Rafa Sáez... técnicos de corazón más que de pizarra que buscaron profetizar en su tierra sabedores de que aquí no profetiza ni Dios. Aventuras suicidas para caer en el cainismo de un público ávido de carne fresca y que se relame más si esta carne procede de los valles próximos. Fernando Castro Santos ha fracasado en su vuelta al Pontevedra c.f., él mismo lo admitirá, sabe que venía a protagonizar una gesta, pero la gesta se lo comió. Podría haber acabado la temporada con el descenso bajo el brazo y nadie le reprocharía nada, pero él mejor que nadie sabe de la degradación de los equipos, del virus de la duda que se inocula entre los miembros del vestuario, de la pérdida de confianza ante el guía de la manada que debe ser ajusticiado para que otro más fuerte la conduzca hacia las verdes praderas. Él ha sido el primero en apartarse, quizás ha sido su mejor movimiento táctico desde su llegada a Pasarón, por el camino ha dejado parte de su vieja camiseta pegada al cuerpo. Este Pontevedra poco tiene que ver con el que el conocía, con el que tenía idealizado en la patria de su memoria. ‘Al lugar que has sido feliz nunca debieras tratar de volver’. Ahora es el tiempo de las Sociedades Anónimas, de los especuladores del fútbol, de las nóminas que se imponen a los sentimientos y todo eso perjudica al elemento clave del fútbol, al único lilimento que cura los golpes. El del orgullo por sentirse parte de una historia, de una leyenda acodada en la desembocadura del Lérez. Hasta aquí no pararon de desplazarse buscavidas, cazarrecompensas, jugadores de fortuna y un sinfín de personajes que medraron ordeñando las vacas gordas. Solitarias y enflaquecidas es cuando regresa el Buen Pastor a cuidar a su rebaño, Fernando Castro Santos enseguida olió a podrido en cuanto empezó a abrir las ventanas de un club muy diferente a aquel que fue su amor de juventud y que ahora le ha dejado el corazón lleno de cicatrices.

Publicado en Diario de Pontevedra 24/03/2011

"Aínda está todo por facer"




Todo parece conterse nesa copa de albariño. Cores, aromas, sabores, pero tamén esencias dunha terra concentradas nun dos seus froitos máis senlleiros. O mesmo poderiamos dicir se estiveramos ante unha tortilla de patacas recollidas nunha leira de Lalín, ou ante un prato de bacalaos comidos no ‘Estrella’ como leva facendo estes días de estancia en Pontevedra o artista Antón Lamazares (Lalín, 1954). Esa copa de viño que acariña como se tratase dun néctar sagrado é o cálice da eterna xuventude, a síntese proustiana de sentirse cos pés na súa terra, esa á que honra coa súa pintura e que protagoniza cada unha das súas pezas: “o motor da miña pintura é a infancia, ti cando eres pequeno o que che preocupa son os sentimentos dos que te rodean, esas sorpresas da vida”, comenta o pintor mentras as campás do Santuario da Peregrina enchen de sonoridade un espazo como é a terraza do Carabela, co bulir da auga na súa fonte, e as pombas cos seus arrolos abríndolle as portas a unha primaveira que comeza a estourar entre as pedras de Pontevedra, dándolle por completo a razón ó discurso do artista.
Lonxe da súa terra é dende onde pinta Lamazares, nun Berlín no cal se sinte moi cómodo. «Necesito estar fóra de Galicia. Eu quero máis a Galicia dende fóra que dende aquí. Cando estou aquí síntome como un animal. Para querela necesito estar fóra. O porqué, non o sei. Quizás porque necesitas botar as cousas de menos», comenta o pintor mentres do albariño arrecende o valor dunha terra, terra que se traslada a súa pintura. «É unha pintura que tamén bota de menos a Galicia. Eu creo que son un pintor que coa miña pintura se ve que son galego, coido que eso é un plus. Encántame pensar que cando alguén ve un cadro meu que se acorde de Galicia, da súa terra. É a forma de cantar ós teus veciños, de ennoblecer esa carne que Deus che deu», afirma cheo de orgullo o pintor de Lalín ó cal lle preocupa cómo chegar a materializar esa expresión, esa profunda conceptualización dunha existencia. Entón é cando Antón Lamazares chega á poesía: «eu quero facer poesía cos meus cadros», proclama quen sabe da intensidade desa forma de expresión. «A min interésame todo o que teña que ver con expresividade, inocencia ou intuición». E para eso necesita ler poesía antes de poñerse a pintar, como necesita o papel do espectador para completar a obra: «o cincuenta por cento teno que poñer o espectador» o igual que sucede cando se le poesía. «Nadie regala nada», comentaba o luns no día da poesía Joan Margarit. Ler poesía require un esforzo para ó que esta sociedade ó mellor non esta preparada. «¡Ou que carallo!», exclama escéptico Lamazares. «Se o lector non pon, que se olvide. Se un vai ver unha exposición e non pon o ollo, o corazón, a súa mirada, non hai maneira de comunicarse».

‘Os bos’. Na procura de saber que poetas lle gustan a Antón Lamazares, volve a caer na súa especial retranca, aquela que tamén fixo famoso o seu inesquecible Laxeiro, ó que axudou en Pontevedra limpándolle os pinceis cando restauraba o seu mural do Café Moderno. A resposta lacónica: «os bos, a min gústanme os bos, nada máis». Pero o fiscal quere nomes e estes empezan a agromar nunha letanía de emocións: «temos un vivo afortunadamente que é amigo meu, mestre de mestres, Carlos Oroza. Pero que me dis de Luis Pimentel, un poetazo, o Cunqueiro de ‘herba de aquí, herba de acolá’, Manuel Antonio, Rosalía... dos vivos, Luis González Tosar, Luisa Castro, Fernán Vello, por dicirche algúns. Temos grandes poetas, tamén me gusta ler en catalán a Joan Margarit, do que falabamos antes, pero por suposto a Cernuda, Lorca; os clásicos, San Juan de la Cruz, Góngora, Garcilaso... tódolos días descubres algún poeta».
A poesía lévanos á outra gran materia á hora de achegarse ó seu traballo, esa loita do figurativo coa abstracción. Cabalos nos que subirse para facer pintura con idénticas consecuencias, aínda que con diferentes percepcións. A súa obra transcorre máis pola abstracción, abofé que por esa procura da poética na imaxe, da suxerencia máis que da evidencia, de captar sensacións máis que de amosar realidades. «Hai moita xente que non necesita imaxes, se ti miras á realidade, unha gran parte dela non ten que ver co que chamamos representativo. A arte é unha loita polo coñecemento da inmensa realidade que descoñecemos, unha parte dela é a figuración outra a abstracción», sentencia así un debate que a pintura xa rematou hai moito tempo.
Mirar cara atrás é sempre o bo e o malo deste tipo de exposicións retrospectivas ou antolóxicas, «Hai aspectos novos do meu traballo que se van ver nesta exposición, como obra en papel que nunca foi exposta. Gloria Moure, a comisaria, realizou unha escolma de pezas moi completa e interesante. Son moitos trinta anos, aínda que levo máis tempo pintando, dende o 1973. Estou moi contento como se está levando a exposición». Xa son moitos anos os que leva, como di el, ‘metendo os fuciños’ en moitos lados, esa experimentación é a que nos leva ata ó actual Antón Lamazares, un dos nosos máis recoñecidos pintores e que, como el mesmo di, «estou empezando a pintar, teño máis gañas de pintar que nunca».

Terapia. Que nos levaremos da exposición unha vez que a visitemos? «A min gustaríame que se a alguén lle doe a cabeza ou ten a gripe, que cando saia se lle marchase a dor de cabeza e lle pasase a gripe. A pintura cando é boa ten esas cualidades, pero ó espectador hai que darlle liberdade», comenta o artista incidindo no valor terapéutico da arte. Pero Antón Lamazares tamén terá a ocasión de volver a pasar diante das súas obras, daquelas feitas fai moitos anos, e tamén das máis recentes. Colocarase ante o mozo artista que tras pasar polos franciscanos, onde se coñeceu tanto a si mesmo, marchou a Nova York, e que grazas a unha Bolsa da Deputación de Pontevedra foi ata París, onde dende hai uns anos é aclamado como un dos nosos máis sobranceiros pintores e aínda máis se preguntamos fóra de Galicia. «Aprendes moito neste tipo de exposicións. Hai pezas que levas moito tempo sen velas, e un mesmo sorpréndese. Vendo como un volve sobre certas cousas, vas para diante, vas para atrás. Preocúpanme as mesmas cousas que me preocupaban ó principio, só que quero dicilas doutra maneira, penso que hoxe as podo dicir mellor, pero pensar é unha cousa e pintar outra», sopesa valorativamente ante ese momento cume da creación, cando o artista se debate entre o que quere e o que pode. Sobre se se atopa satisfeito tras o realizado ata agora, Antón Lamazares volve a sincerarse, a amosar o seu carácter franco e aberto: «como te vas a considerar satisfeito, sería unha mula se afirmase eso, aínda está todo por facer, e é o que quero, facelo mellor, neso consiste ser pintor, en poder contar todo aquelo que queres contar, e contalo mellor».


Publicado en Diario de Pontevedra 24-03-2011
Fotografía David Freire

xoves, 24 de marzo de 2011

Y también fue una gran actriz




Acostumbrado Hollywood a crear mitos, a fortalecer a sus figuras muchas veces alejándolas de la gran pantalla, la de Elizabeth Taylor es quizás la máxima expresión del star-system, de la mujer que arrastraba masas mediáticas tras su halo de glamour y deseo. Cierto es que ella misma hizo mucho por ello, sus tormentosas relaciones sentimentales o sus desplantes a directores y actores fueron cimentando, en torno a su espectacular belleza, la figura de una mujer que se imponía a sus personajes. Pero hoy debemos recordar que además de todo eso, también fue una gran actriz
Cuando uno es capaz de sortear las curvas de su cuerpo y se fija durante unos instantes en varias de sus interpretaciones es cuando surge la actriz, la de las dulces miradas de ‘Ivanhoe’ (1952), la de ña confirmación en ‘Gigante’ (1956), la tórridez de ‘La gata sobre el tejado de zinc’ (1958), el tormento en ‘De repente el último verano’ (1959), la oscarizada ‘Una mujer marcada’ (1960), la estrella del millón de dólares en ‘Cleopatra’ (1963), o el que dicen fue su mejor trabajo en ‘Quién teme a Virginia Woolf’ (1966). Sólo este ramillete de películas sirve ya para instalar a Elizabeth Taylor en lo más alto de la historia del cine, una cumbre a la que apuntó de manera firme desde sus primeros trabajos. Niña prodigio en la meca del cine y mujer antes de tiempo, rápidamente aprendió a rodearse de los mejores directores, con Joseph L. Manckiewicz rozó la perfección en ‘De repente del último verano’ por la que le ‘dieron’ el Oscar, pero curiosamente todo ello sucedió en la gala del año siguiente por una interpretación claramente menor realizada en ‘Una mujer marcada’. Una deuda saldada por aquella portentosa interpretación anterior que además le valió para repetir cuatro años más tarde con el mismo director, que no tardó mucho en arrepentirse por haber llamado a la actriz para la fastuosa producción ‘Cleopatra’. El canto de cisne del Hollywood clásico y donde la actriz podía simbolizar mejor que ninguna otra el fin de una época, por ello fue la primera que cobró un millón de dólares por su interpretación, mostrando su necesaria presencia para levantar un proyecto maldito desde sus comienzos. Esos años cincuenta fueron los de su mayor éxito cinematográfico, años en los que la actriz se impuso al mito, en los que el trabajo actoral la situó por ley propia por encima de todo lo que la rodeaba y a lo que logró sobrevivir hasta hace unos horas, y todo ello porque además fue una gran actriz.


Publicado en Diario de Pontevedra 23/03/2011
En la imagen Elizabeth Taylor en 'De repente el último verano' (Joseph L. Manckiewicz, 1959)

luns, 21 de marzo de 2011

Suspiros de Japón




Mientras los japoneses contienen la respiración ante su incierto futuro debido a esa rebelión de la naturaleza a la que tanto esfuerzo y veneración han dedicado, cinco de ellos, junto a un artista de procedencia koreana traen a nuestra ciudad su arte. Su forma de metaforizar en imágenes su relación con la realidad. No cabe duda, al situarse entre todas estas obras, que de todas ellas emana esa sensibilidad y capacidad de sugerir que distingue al arte oriental. Todos ellos coinciden en plantear un arte sensible, donde lo sugerido se impone a la visualización de una realidad concreta. Es un arte que te obliga a crear tu propia imagen, a pensar lo que hay detrás de esas delicadezas. Porque pocas tradiciones culturales son tan capaces de mostrar más con menos, de sintetizar en una especie de haikus visuales todo un conjunto de sensaciones.
Norio Kajiura es quien más se acerca a lo sígnico, sus juegos con las letras vocales transmiten pureza y sinceridad; Takahi Hasegawa crea un jardín sobre la pared a través de unos pequeños hierros; Shinya Sakurai transmite alegría a través del color y de sus pequeños corazones que recorren sus lienzos; Yoshimi Ikemoto llena unas vitrinas con papeles recortados, una sugerente representación llena de efectividad, a través de elementos tan simples como el papel que es quien de tomar un nuevo protagonismo como obra de arte; Shin-duk Kang, de Korea, nos transmite su creación desde telas coloridas, un collage de colores que se completa con unos dibujos sobre seda; y Toshiro Yamaguchi, hace llegar a nosotros unas tablillas, una suerte de restos de un naufragio en los que la memoria adhiere, desde el color y la textura, el rastro de la existencia, de la fragilidad del ser humano.
Todos ellos son capaces de generar esa atmósfera a la que nos referíamos al principio de este comentario, una plasmación de esa espiritualidad que caracteriza a aquella cultura que durante estos días sufre una dura prueba de resistencia. Esa alma zen, participa de manera activa en esta muestra y nuestra visita a ella puede servir para, mediante el arte, concienciarnos del carácter japonés, de su forma de aproximarse a su entorno y de responder ante la vida. Respuestas son precisamente las que se buscan desde Japón, quizás el arte sirva también para alcanzar alguna de ellas, o por lo menos genere el caldo de cultivo necesario para propiciar esa búsqueda. Los protagonistas de esta muestra, cuando crearon las piezas que integran la exposición no se podían imaginar lo que el tiempo les iba a deparar. Ahora que ese futuro ya está aquí, sirva su trabajo de emocionado y solidario recuerdo con quienes sufren el castigo de una naturaleza tan libre como caprichosa.
El arte como terapia, como bálsamo ante la excepcionalidad de la vida, pero también como refugio que calma y apacigua miedos y desgracias. Acercarse a la Galería Sargadelos nos va a permitir entender mejor las miradas de una sociedad que tantos ejemplos nos está ofreciendo.´



Publicado en Diario de Pontevedra 20-03-2011
Fotografía: Rafa Fariña

domingo, 20 de marzo de 2011

Mentiras




Tiempos de mentiras. Velos que cubren nuestras vidas. Nieblas metidas en los huesos que canta Sabina en sus ‘Más de cien mentiras’ que valen la pena. ¡Y tanto que valen la pena! Porque mentir quizás no sea tan grave, son esas mentiras que salpimentan la vida y que los imprescindibles Agustín Fernández Paz y Fina Casalderrey defendieron ante Gemma Nierga en Pontevedra. La vida es mucho más divertida con mentiras, pero el ser humano, excesivo y grotesco, hace de la mentira motivo, y del motivo esencia, y así nuestra sociedad se agrieta y desde esas fisuras es desde donde la próxima Semana de Filosofía pretende evidenciar el lado perverso de la mentira, el de la mezquindad y la ruindad que condiciona tantas vidas humanas en base a los intereses de unos pocos, perversión muy alejada de esa otra mentira a la que el Salón del Libro infantil y juvenil, que hoy se cierra, dedicó casi dos meses de actividades, mentiras de cuentos y de relatos, porque la literatura es la más maravillosa de las mentiras o quizás lo sea la pintura, o el cine... si es que al final la mentira es el fertilizante esencial de la creación, la más hermosa de las mentiras del ser humano. Mentiras que nos confunden y nos emocionan, mentiras que nos hacen sentir vivos y que se imponen a la anodina verdad, mentiras necesarias para vivir, oxígeno para respirar cuando todo es tan hermoso que asusta.

Publicado en Diario de Pontevedra 20-03-2011
Fotografía Rafa Fariña

xoves, 17 de marzo de 2011

Dudas




Es una de las siembras más miserables que puede haber en la vida, la que se basa en generar dudas, desconfianzas, la de airear chismes sin aportar prueba alguna que los justifiquen, y así día tras día hasta que a base de empapar la tierra se genere un lodazal lo suficientemente denso como para atrapar a todo aquel que pase a su lado. Lo hemos visto muchas veces en el mundo del deporte, acusaciones que finalmente no llegan a ningún lado pero que por su babeante recorrido dejan un rastro de desesperación e indefensión en el deportista al que se hace referencia. Atletas y ciclistas están siempre a la cabeza de las acusaciones de dopaje, un triste liderato que muchas veces no pasa de ser una tormenta periodística sin más consecuencias que el ensuciar a un deporte y a sus deportistas. Ahora parece que esta siembra se traslada al mundo del fútbol, quizás en busca de la notoriedad a costa del todo vale. Todo surge dentro de ese ambiente creado en una espiral de maledicentes comentarios, por ellos, algunos medios se han visto amparados en la impunidad que ciertos entrenadores, como es el caso de Mourinho, emplean para poner en duda a árbitros y competiciones sin que nadie tome medidas, ni apercibimientos, ni mucho menos sanciones. Ese martillear de manera constante ante los micrófonos sólo pretende crear un estado de opinión que ponga en duda las bondades del rival, y lo que es más grave, de toda una competición. Pero aquí no pasa nada, todo está permitido, no quiero pensar que medidas tomaría el Comité de competición o el organismo correspondiente si el menosprecio a árbitros, organizadores y hasta a sus propios colegas lo hiciese un entrenador de un equipo de zona baja de la tabla. La cadena Cope se ha subido en los útlimos días a ese carro de espumarajos y no se le ha ocurrido otra cosa que atribuir los éxitos del Barcelona a un posible dopaje de sus jugadores, así, como quien no quiere la cosa, y ahí queda eso flotando en el aire. Que alguien protesta, pues se piden disculpas, nos retractamos, echamos la culpa a las fuentes y tan amigos. Toda una lección de periodismo, sí señor, y cuyo fin último no puede ser otro que lograr desestabilizar al equipo que ocupa la primera posición en la Liga y al que parece que sólo así se puede llegar a frenar. El Real Madrid ya ha salido al paso de estas insinuaciones distanciándose de ellas, pero lo cierto es que desde Madrid todas la artillería está en marcha contra el dominio culé, al precio que sea. Cueste lo que cueste. Con buen criterio la directiva del Barcelona ya ha anunciado la toma de las medidas legales necesarias para defender el honor de sus jugadores, ya que desde ningún estamento se pretende atajar este tipo de comportamientos. Una decisión que seguramente hará recular a quienes propagaron el infundio de una noticia sin pruebas, y por lo tanto no noticia, y les hará pedir disculpas, decir que ellos no querían decir eso y que todo fue un lamentable error. Pero es tan grave el asunto que permanecerá levitando sobre los antagonistas del Barcelona que verán así respaldadas sus acciones más o menos enérgicas contra la superioridad barcelonista. Deberían reflexionar estos periodistas, y reconocer que no todo puede estar permitido para sumar unos cuantos miles de oyentes y mucho menos pisoteando el trabajo de un grupo de futbolistas a los que no hay más que ver para entender que no hay nada más sucio en ellos que la conducta que algunos les quieren atribuir.


Publicado en Diario de Pontevedra 17/03/2011

martes, 15 de marzo de 2011

A arte da mentira

Dentro das actividades do Salón do libro de Pontevedra sempre ten cabida unha exposición que se desenvolve na Galería Sargadelos de Pontevedra, como complemento  á desbordante imaxinación que enche o Pazo da Cultura de Pontevedra. Nesta ocasión, na que o Salón se adica á mentira, son Lucía García e Hugo Aldatz quenes, baixo o nome de ‘The green family’, amosan o seu traballo plástico, onde a imaxinación tamén ten moito que dicir para xerar toda unha chea de mundos onde non todo é o que parece e no que o engano se impón a todo. 


Non é moi habitual que un conxunto de pezas, ‘a priori’ tan sinxelas, provoquen no espectador tantas sensacións. O que xorde como unha especie de xogo, unha festa de miradas, experiencias e coqueteos co espectador, vai incidir nun dos aspectos que a historia da arte máis salientou desde a man e a mente dos seus creadores: o do engano, a falsa percepción da realidade, as apariencias difusas, en definitiva, o sentido lúdico da arte.
Fanse chamar 'The green family', e baixo ese apelativo Lucía García e Hugo Aldatz presentan 'Nunca tal vira'. Baixo esta denominación os artistas xogan desde unha forte carga irónica a plantexar e desenvolver diferentes olladas do noso mundo. Espazos que, xurdidos da súa imaxinación, da modificación de lugares, posicións, puntos de vista ou extraendo elementos fóra do seu contexto, crean novos mundos que se van expandindo nas paredes da galería. Desde ese perfil urbano, un collage cheo de intelixencia e bo facer, ata esa parella de cadros, tan verdes eles, tan relucintes, nos que se amorea céspede no interior duns baños, todo é sorpresa, todo é dialogo entre o real e o soñado, unha loita desde o surreal que finalmente conquire sorprendentes resultados.
Xunto a estas obras vanse despregando as restantes pezas dun crebacabezas na configuración dun universo singular e engaiolante, chamando a atención as perspectivas obtidas sobre as beirarrúas polas que se verque o contido dun café, ou un monopatín atravesa a gran velocidade. O certo é que cada unha das pezas obriga ó espectador a estar máis tempo do que é habitual ante as obras dunha exposición, debido a esa factura de sorpresa que amosan todas elas e que fala destes dous mozos como de dous habilidosos artistas, pero tamén de dous trampóns que fan da arte troula, da creación engano, e que nun Salón do Libro como o deste ano, adicado á mentira, encaixan á perfección nunha programación que non deixa de acadar éxitos, xa non só nos participantes, senón na resposta do público. Un público que gusta do engano.


Publicado en Diario de Pontevedra 13-03-2011
Fotografía Rafa Fariña

domingo, 13 de marzo de 2011

Loito



Todo aconteceu un 5 de febreiro de 1913. Unha língua negra percorría Pontevedra. A xente ateigaba as beirarrúas entre o Recreo de Artesanos e o Circo-Teatro. Entre choros e berros cheos de dor, aquela multitude esperaba con fraqueza nas súas pernas o paso do finado, daquel plumífero xoguetón que horas antes pasara a mellor vida. Aínda que a súa, nesta Pontevedra de comezos do século XX, tampouco é que fose mala. Aquel paxariño converteuse nunha estrela na cidade, dende a botica do seu dono Perfecto Feijoo. Ata ela chegou do Pazo de Montero Ríos, onde ás fillas do político se lles arrepiaba o corpo cada vez que Ravachol abría a boca, perdón o pico, tras pasar unha tempada na parada de carruaxes do actual Gran Garaxe, o que abofé non se pode considerar a mellor universidade. A carón da Peregrina, Ravachol fedellaba cos clientes do boticario, vacilaba cos participantes daquela famosa tertulia, metíase cos políticos ós que rápidamente identificaba e protagonizaba algún que outro suceso entre o Convento de San Francisco e o Santuario da Peregrina, ata onde gustaba achegarse para asustar ó personal. Non foi aquel entroido de 1913 un entroido normal, aquel paxaro mobilizou a toda unha cidade que protagonizou un dos episodios máis intelixentes da época e que hoxe recordamos, porque aquí, no Oeste, cando a lenda se converte en realidade, publicamos a lenda.



Publicado en Diario de Pontevedra 12-03-2011
Fotografía Javier Cervera-Mercadillo

luns, 7 de marzo de 2011

El contenido del corazón

Hablar de Luis Rosales es hablar de poesía con mayúsculas, poesía emitida desde un corazón arañado por el propio ser humano. Ese al que se suele dirigir todo poeta, pero ese también, que más suele entristecer su obra. Precisamente esa amalgama es la que emerge de la magnífica exposición que podemos ver en la Fundación Gonzalo Torrente Ballester en Compostela, un recorrido por la vida, la obra, y las amistades del autor de ‘La casa encendida’, poema en el que Luis Rosales alcanza una de las cumbres de la poesía española, de la poesía universal. 



Asomarse a las diferentes vitrinas que conforman, junto a un gran número de obras de arte, esta exposición es un ejercicio tan íntimo como el propuesto por su protagonista Luis Rosales (Granada, 1910-Madrid, 1992) en gran parte de su poesía, una de las más importantes del siglo pasado en España y también, una de las más desconocidas. Y así es como lo han planteado desde la organización, una inteligente selección de documentos, textos, cartas, fotografías que perfectamente acompasados a cada uno de los tiempos que le tocó vivir al poeta, nos abren las ventanas de nuestro siglo XX. Ese siglo marcado por la destrucción fratricida, por una Guerra Civil y un Franquismo en el que Luis Rosales desarrolló la mayor parte de su vida y que fue constantemente pellizcando el contenido del corazón de un poeta incapaz de liberarse del pasado, de las tormentas que afligieron a su familia, y de la incomprensión de las generaciones posteriores.

Dolor |Demasiadas veces cuando se habla de Luis Rosales, se cita aquel agosto de 1936 en que Federico García Lorca buscó refugio en su casa, al amparo de una familia con vínculos falangistas. Allí la seguridad de la amistad se quebró por la sinrazón de unos miserables que sólo buscaban materializar su odio en la sensibilidad del autor de ‘Poeta en Nueva York’. Aquel techo fue el último en que Lorca se cobijó y Luis Rosales, incapaz de entender la muerte del amigo, penó durante toda su vida por una culpa que nunca tuvo. No fue el de Lorca el único caso que le mostró la podredumbre del hombre y así un segundo golpe helado fue la muerte de Joaquín Amigo con quien participara de la vanguardista ‘Revista Gallo’ y otro más, aunque este sin vinculación con la guerra fue la muerte en accidente de tráfico del poeta Juan Panero (“Es Juan Panero quien me habla; murió y era mi amigo). Todavía duele leer en la exposición cartas anónimas que recibió durante toda su vida en las que atribuían cierta culpa a Luis Rosales en la muerte de Lorca, por no protegerlo en mayor medida, sin valorar el hecho de haberlo escondido en su propia casa, lo que les podía haber condenado a ellos mismos, pero como comenta el propio Luis Rosales en un documental que acompaña al extraordinario catálogo de la muestra “en ningún momento temimos por su vida”. Esa confianza en el ser humano quedó ya para siempre fracturada de manera irrecuperable, “a los hombres de mi generación nos persigue la guerra como una mula coja que tropieza y se sostiene cojeando”, reconocerá el poeta.

Poesía |Lejos iba a quedar aquel poeta vivaz, alegre y transgresor que respiró los aires de la Generación del 27, el que publicó ‘Abril’ en 1935 (“Gracias Abril si siento su creciente maravilla, gracias por esta sencilla plenitud de sentimiento, gracias porque suena el viento y entre los álamos reza, gracias si, al fin, la tristeza”), plagado de imágenes evocadoras, de sensaciones y amor por la poesía tradicional; en 1937 comienza a trabajar en ‘Rimas’ (“El tiempo es un espejo en que te miras. Tú ya has entrado en el espejo y andas a ciegas dentro de él. Tu ya has entrado en el espejo”), poemas cortos y llenos de destreza técnica que se irán oscureciendo a medidas que pasan los días y los acontecimientos se sucedan, y que publicará en 1951. Dos años antes aparece ‘La casa encendida’, la crítica la considera su mejor obra, y basta leer unas cuantas líneas para quedarse atrapado por la fuerza de sus versos, de esas imágenes encerradas en palabras que describen al ser humano que vuelve a su infancia, a esa casa de la memoria, por la que pasan muertos y vivos, en una apasionante evocación de un pasado destrozado y que sólo tiene consuelo en el, como describe otro poeta granadino Luis García Montero ‘espacio mítico de la infancia’, el caminar por habitaciones, tocar muebles y ropas (“Y todo cabe dentro de la verdad, mientras regreso hacia mi cuarto, mientras camino a oscuras, con las manos abiertas y ofrecidas para no tropezar”).
En 1964 ingresa en la Real Academia Española y cinco años más tarde aparece El contenido del corazón, ampliación del libro del mismo título que ya publicara en 1941, recibiendo por el en 1970 el Premio de la Crítica. En 1982 recibe el Premio Cervantes para fallecer en 1992, sin dejar durante todos estes años de publicar nuevos trabajos, así como reeditar antiguas obras. Muy importante fue también su labor como ensayista y estudioso de nuestras letras, siendo sus trabajos sobre ‘El Quijote’ una referencia en relación con la obra de Cervantes. Esta condición de investigador le emparenta con quien es durante estos días su anfitrión, Gonzalo Torrente Ballester, quien escribió numerosas páginas sobre las letras españolas. Ambos integraron el conocido grupo de Burgos, junto a nombres como Dionisio Ridruejo, Luis Felipe Vivanco, Pedro Laín Entralgo, Antonio Tovar y Luis Uría, ‘disidentes’ de un falangismo que abrazaron y del que se fueron desprendiendo en pos de una redención común de todas las ideologías y con la pretensión de mantener el pulso cultural del país.
La Generación del 36, vivió momentos duros, su obra no puede distanciarse de la Guerra y visitar esta exposición que la Fundación Gonzalo Torrente Ballester acoge en Compostela tras pasar por Madrid y Granada a raíz del centenario de su nacimiento es una ocasión para comprobar como las palabras quedaron lastradas por las armas, como esas mismas palabras quisieron honrar a todos los muertos, los de un bando y los de otro, como la sinrazón y el odio pueden laceran toda una vida en la que sólo la poesía ofrece un aliento de vida, una desesperanza que llevó a Luis Rosales a decir: “no me he equivocado en nada, tan solo en las cosas que más quería.



Publicado en Diario de Pontevedra 6-03-2011

domingo, 6 de marzo de 2011

Noche




Pocas cosas tan insospechadas imaginaría un político que podía llegar a inaugurar como la noche. Aquí lo hemos hecho. Remozada y melancólica. Encantadora y sensible. ‘La noche en el instante lunar y femenina’ que canta Serrat asociado con Miguel Hernández. Pocas ciudades hay más femeninas, y por lo tanto hermosas y delicadas que esta Pontevedra, ‘noche esposa’, de piedras y fulgores, de caminantes entre sombras y de historias acurrucadas bajo los soportales de A Ferrería mientras las camelias estallan caprichosas. La luz nos ha traído la oscuridad, recuperando unas estrellas que ya habíamos olvidado, bajo ellas, el color de los vidrios franciscanos, luz de las tinieblas medievales, donde nos podemos leer a nosotros mismos, y como colofón, el recuerdo de ser los pioneros en el uso de la energía eléctrica. En 1963 Otero Pedrayo escribía en estas mismas páginas un artículo alabando la noche en Pontevedra de piedras hundidas y paredes caleadas: «Hemos vagado en la noche pontevedresa, con queridos amigos. Con Castelao, con Cabanillas, con Losada Diéguez...» y los imagino a todos sentados ante la fuente por la que tanto pelearon escuchando la música de Haendel, orgullosos al ver que nos acordamos de ellos desde este hilo inquebrantable de la memoria local que son las piedras de una ciudad que ha descubierto la noche más hermosa del mundo.


Publicado en Diario de Pontevedra 5/03/2011
Fotografía David Freire

venres, 4 de marzo de 2011

Mourinhadas




El empleo de la lengua de Mourinho es proporcional a la distancia que le separa del Barcelona. Si la distancia se recorta, el portugués sosiega su rictus y su lengua se vuelve amable, por el contrario, si la distancia entre el primero y el segundo de la Liga se acrecienta, el órgano del entrenador madridista empieza a agitarse día sí y otro también, cual el cascabel de una serpiente ante la presencia de su víctima. Remató su partido contra el Deportivo pinchando a los herculinos y a un cuarto árbitro al que puso la mano sobre su cuello (¿qué pasaría si fuese el juez el que en un simple gesto posase su mano sobre el pescuezo merengue?), continuó con la matraca de la Pérfida Albión anti madridista que pone los horarios de los partidos para beneficiar al Barcelona, algo que no se sostiene por ningún lado y que diferentes televisiones se encargaron de demostrar con reveladores gráficos sobre los partidos de ambos equipos, y para colmo, hoy la vuelve a liar pisando el callo del Málaga y del perplejo Pellegrini. «Si el Madrid me echa no iría al Málaga. Me voy a un grande a Italia o Inglaterra», puede que el madridismo militante aplauda a rabiar con las bravuconadas de su entrenador, que aliente esa actitud desafiante que parece imprimirle el carácter necesario a sus jugadores, pero yo que quieren que les diga, una cosa es el carácter y otra la mala educación, la chulería, la marrullería o el sentirse por encima del bien y del mal. Mourinho anota así un amigo más en su larga lista de ‘compis’ con los que poder irse a tomar una caña, desde Lotina hasta Manolo Preciado, Mourinho y sus mourinhadas van sembrando la Liga española de damnificados. Lo que en un principio se valoraba como una virtud, el gran entrenador que protegía a sus jugadores bajo su pétreo caparazón, ahora ya aburre y cansa un poquito. Si algo caracterizó al Real Madrid, y se cansó de restregárselo por las narices al resto del orbe futbolístico fue aquello del señorío, de lo digno que siempre fue el madridismo, del equipo de todos los españoles, al que los aficionados de los diferentes equipos siempre apludían, una camiseta que vistió Alfredo Di Stefano era casi un manto de virginidad intachable y a salvo de contaminaciones externas. Mourinho parece no saber nada de esto y dilapida la historia merengue en un par de ruedas de prensa con la aquiescencia de la Corte Blanca y sus sumos pontífices, quizás ahora arrodillados  rogando que la lengua del luso se calme e incapaces de enfrentarse a él, no vaya a ser que se enfade.
Cierto es que con estas zarandajas no se habla del Real Madrid o de los avances que presenta Mourinho respecto a la temporada anterior, mientras estamos enzarzados en discutir sobre él, el equipo sobrevive en todas las competiciones, que al fin y al cabo es para lo que este señor vino a nuestro país, para ganar, ni para jugar bien, ni para ser una leyenda del señorío madridista, ni para hacer amigos con sus colegas de profesión, simple y puramente, Mourinho vino para ganar. Cueste lo que cueste, al precio que sea aunque ninguna localidad española le llame para pregonar sus fiestas, al final de temporada pondrá sus reales sobre la mesa y contará los títulos logrados. Esa será su redención y lo que justificará sus groserías, el Real Madrid le perdonará todo esto y más, si vuelve a hacer entrar trofeos en su Museo aunque el coste, quizás sea excesivamente caro ya que nunca esta casaca apareció tan llena de manchas.



Publicado en Diario de Pontevedra 3-03-2011

mércores, 2 de marzo de 2011

‘No puedo pasar toda la vida dando saltos’



HACE 30 AÑOS...
La muerte de John Lennon, asesinado en una calle de Nueva York, por un admirador psicópata, ha provocado una serie de reacciones en cadena, alguna de las cuales es verdaderamente interesante. Los cantantes de la generación de los Beatles y de los años inmediatamente siguientes han comprobado que las distancias entre ellos y sus admiradores, ha crecido y que muy pronto se producirá un abismo. Una de las tesis defendidas por los rockeros esa la de la rebeldía de la juventud, pero pregonarla cuando ya se está lejos de esa juventud, es, por lo menos, una contradicción. Escribe el comentarista inglés G. Pierce que ese cansancio ante la trepidación constantes del rock ya se ha producido en algunos intérpretes. Uno de ellos Rod Stewart ha confesado: «Estoy cansado de actuar como un juvenil y saltarín teenager». Rod Stewart está a punto de cumplir 36 años y se ha convertido en un tranquilo padre de familia al que se le está haciendo cuesta arriba mantener la imagen de joven intérprete desgreñado en constante contacto con los jóvenes espectadores. Con una cierta acritud ha comentado: «Yo no puedo estar dando salto y pegando gritos durante el resto de mi vida». Otros ejemplos, Mick Jagger tiene ya 37 años, Cliff Richards, ha pasado la barrera de los 40, Roger Daltrey y Pete Towshand de los Who tienen ambos 35 y Elton John, tiene 34 años (...).

Publicado en Diario de Pontevedra 02-03-2011

martes, 1 de marzo de 2011

Olvidos dorados

La historia de los Oscar esta tan llena de alegrías como de tristezas, de reconocimientos como de olvidos. Alfred Hitchcock no logró ni una sola estatuilla por sus películas pese a estar nominado en cinco ocasiones como mejor director, conformándose con un Oscar honorífico; y de Cary Grant, ¿qué me dicen?, otro nombre en la lista de los premios honoríficos pero sin un sólo Oscar en su carrera. Estos son dos de los ejemplos más conocidos en el lado oscuro de estos galardones, llenos de cadáveres a ambos lados de la alfombra roja. Muchas películas quedan también sepultadas por una noche de olvido, pero años después resurgen de la oscuridad imponiéndose con sus calidades a las premiados. Desde esta edición tenemos una película más en esa lista: ‘Valor de ley’ de los hermanos Coen, nominada en diez apartados, y con cero Oscar, además de destrozar mi porra, se convertirá en un clásico del cine.